Comentario
Con la revolución de 1868, Toledo pasó a ser una moderna ciudad, abandonando el progresivo provincialismo en el que había caído, debido a su falta de importancia política desde finales de la Edad Media. Para ello, se acometieron infraestructuras de carácter público, como la instalación del ferrocarril, red eléctrica o de agua corriente, entre otras. La construcción de edificios dejó sentir las corrientes arquitectónicas del momento, especialmente, neogótico y neomudejar, y se inició una reorganización de todo el casco urbano. De este siglo son la Real Compañía de Comercio y Fábricas o la Puerta Llana de la Catedral, construida por Ignacio Haan. A finales del siglo XIX, sin embargo, estaba nuevamente arruinada y reducida a funciones meramente administrativas.
Durante la Guerra Civil (1936 - 1939) Toledo se mantuvo fiel a la República, a excepción del Alcázar, donde se desarrolló uno de los acontecimientos más dramáticos del conflicto. El general Moscardó se hizo fuerte en el edificio y durante meses fue bombardeado por fuerzas republicanas, sin llegar a ser tomado y dejando nuevamente a la fortaleza prácticamente en ruinas. El asedio y fracaso de los republicados para tomar el Alcázar fue alabado por los ejércitos nacionales como símbolo de resistencia ante el enemigo. Durante la dictadura fue reconstruido en su totalidad debido, precisamente, a este simbolismo.
El siglo XX le ha devuelto a Toledo cierto dinamismo económico, gracias a la instalación de industrias madereras y agropecuarias y, desde 1984, es sede del gobierno de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. Su población ronda los 64 mil habitantes y es una de las ciudades con mayor interés turístico de España.